Italia siempre se sale con la suya. El campeón mundial no desaprovechó su ocasión, batió a Francia (0-2), que jugó con 10 desde el minuto 24 y sin Ribéry, lesionado desde el 8, y se benefició de la victoria de Holanda ante Rumanía para medirse a España en cuartos de final. Los italianos lo tuvieron todo de cara. Con su fútbol de siempre, ese que llevó al campeonato Mundial hace dos años, sacaron la máxima rentabilidad y siguen vivos en la competición, cuando pocos le daban crédito después del 3-0 encajado ante Holanda en su estreno en Suiza. Un gol de penal de Pirlo, en el primer tiempo; otro de rebote logrado por Danniele De Rossi, en el segundo, sirvieron para certificar la victoria y el pase a cuartos.
Una de las buenas noticias para España es que dos de los jugadores titulares de Donadoni (Pirlo y Gattuso) se perderán los cuartos de final por acumulación de tarjetas amarillas. Ni el peor de los enemigos de los franceses hubiera diseñado un plan tan cruel para los de Raymond Domenech. En el minuto 8 su jugador enseña, Franck Ribéry, estaba fuera de combate. En el 25, los "bleus" jugaban con uno menos y ya perdían. La mística de estos clásicos se reflejó desde el principio. Muchas cuentas pendientes, algunas históricas como la final del último Mundial, otras fruto de la vecindad y de la rivalidad entre dos de los equipos punteros del fútbol de siempre. Sabían franceses e italianos que se jugaban algo más, seguramente la continuidad de sus entrenadores. El futuro de Raymond Domenech y de Roberto Donadoni estaba también sobre el tapete. Nadie pensó en lo que ocurría en Berna, donde Holanda y Rumanía también dirimían la suerte de "bleus" y "azzurri".
El cielo de Zúrich, sobre el que minutos antes lucía el arco iris, se cerró para los franceses al poco del inicio. Ribéry, en una acción con Zambrotta, cayó en mala posición. El jugador del Bayern de Múnich se retorcía de dolor, las asistencias llegaron y ordenaron el cambio. En sólo ocho minutos, el mejor jugador de los franceses en el campeonato estaba fuera de combate. Entrara quien entrara daba igual. Los "bleus" se descompusieron, pasaron por muchos minutos de dudas y las ocasiones, una tras otra, empezaron a llegar sobre la meta de Coupet. La nueva pareja de centrales de los franceses, Gallas y Abidal, no sabían cómo frenar a Luca Toni; sufrían los franceses en la conducción, en la presión y sólo Karim Benzema sabía lo que se tenía entre manos.
Panucci remató un saque de esquina que Makelele salvó bajo palos (m. 11) y Perrotta no llegó a un pase de Pirlo, poco antes de que se produjera otra jugada determinante. Luca Toni controló un balón largo con destreza, Abidal llegó por detrás y lo derribó, acabó también con las opciones de su equipo. El central fue expulsado, Pirlo marcó el 0-1 e Italia respiró. Si el primer mazazo, la lesión de Ribéry, fue duro, parecía difícil que Francia se recuperara de su segunda caída a la lona, el "knock out" de los de Domenech parecía inminente. Y más aún cuando Italia, en cuatro minutos, dispuso de cuatro grandes ocasiones para decidir. Una de De Rossi y tres de Toni, pero el 0-2 no llegó, ni tampoco en un tiro de Grosso que dio en el palo de la meta de Coupet y Benzema se animó. El máximo goleador de la Liga francesa demostró porque es un bien deseado y sembró el pánico entre los centrocampistas italianos. El delantero del Lyon lo intentó en los primeros minutos del segundo tiempo, también Henry.
Parecía que quien jugaba con diez era Italia, no Francia, pero con el paso de los minutos, a los "bleus" les pesó jugar con uno menos. Huntelaar marcó en Berna y el graderío italiano enloqueció, casi tanto como cuando De Rossi marcó el 0-2, en un lanzamiento de falta que desvió Henry. A media hora para el final, todo estaba decidido, hasta Robin van Persie se unió a la fiesta italiana con un segundo gol ante Rumanía. Italia, el equipo del fondo antes que la forma, encontró el mejor escenario para sentirse cómodo, ese en el que los errores se pagan, los partidos apretados sin margen de maniobra y si es dependiendo de otro resultado, miel sobre hojuelas. Los de Roberto Donadoni serán los rivales de España. Los "azzurri" serán el rival de calidad al que deberá eliminar el equipo de Luis Aragonés si quiere, de una vez por todas, acabar con el síndrome de los cuartos de final.
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