España ha alcanzado en Austria su mayor grado de confianza en décadas y quiere alcanzar un título que no conoce desde hace 44 años para ubicar a la selección entre las grandes potencias europeas, escalón que ocupan desde siempre sus exitosos clubes. La única mala noticia es la baja por lesión de David Villa, el máximo goleador del certamen con cuatro tantos, que será sustituido por el centrocampista Cesc Fábregas. En Alemania preocupa el estado del centrocampista Torsten Frings, con molestias en las costillas, y, sobre todo, Michael Ballack, quien acusa un problema muscular en la pierna.
Los germanos tuvieron durante la Eurocopa un camino más irregular que el de España. Ante Portugal brilló en cuartos, pero sufrió en semifinales ante Turquía. Su fútbol es intermitente y ante la calidad técnica española debe oponer sus valores tradicionales, su experiencia en las finales, esos intangibles que conforman su ADN de campeón. Ambos equipos se pueden dar por satisfechos por haber llegado a la final. No será un fracaso perderla, pero el título servirá para presentar a ambas selecciones como referencias de futuro.
Alemania : Lehmann; Friedrich, Mertesacker, Metzelder, Lahm; Frings, Hitzlsperger o Rolfes, Schweinsteiger, Ballack o Borowski; Podolski y Klose.
España : Casillas; Sergio Ramos, Marchena, Puyol, Capdevila; Iniesta, Marcos Senna, Xavi, Fábregas; Silva y Torres.
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