
Las virtudes de Chile, renovado con jugadores jóvenes, se vieron en su espíritu ofensivo, su afán de jugar siempre en velocidad y un trato al balón más fino que de costumbre, mientras los errores fueron los de siempre: pases inexactos, descoordinación entre las líneas y desatinos defensivos en los centros cruzados sobre su área, aunque Suiza se vio mejor asentado y tuvo el control del balón la mayor parte del tiempo. Chile trató de jugar como había anunciado Bielsa: presionando al rival y buscando siempre la portería rival con rapidez, para lo cual tuvo a tres hombres en ofensiva: Sánchez, Suazo y Rubio, con un buen despliegue de Matías Fernández como armador.
El conjunto helvético abrió la cuenta a los 13 minutos, un minuto después Chile tuvo el empate a través de Rubio, que sin embargo disparó muy blando a la posición del portero Zuberbühler, situación que también se repitió en otras dos ocasiones posteriores. Así, Chile tuvo que esperar hasta el minuto 43 para abrazarse, cuando Vidal subió por la izquierda y su centro fue aprovechado a la perfección por Alexis Sánchez, cuyo remate rasante dobló las manos del portero suizo y se fue adentro, en el minuto 54 Suiza se puso en ventaja por medio de Marco Streller, uno de los recién ingresados, que aprovechó dos errores groseros y consecutivos de Chile para fusilar a Bravo a placer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario